Maria Isabel León de Céspedes- Licenciada en Educación y Miembro de Comité Estratégico de Educación de IPAE Acción Empresarial.
John Bruton, ex primer ministro Irlandés, señaló hace unos años que, buena parte del éxito de la gestión educativa en su país tuvo que ver con la autonomía ofrecida a la escuela pública, principalmente primaria y secundaria, y a las facultades otorgadas a los Directores de las mismas para su adecuada gestión. En este contexto y aprovechando la experiencia ajena, el Perú debería impulsar, decididamente, un cambio que pase por brindar una mayor autonomía a la escuela publica en general, dotándola de los instrumentos necesarios para su despegue como unidad efectiva de aprendizaje, pues solo la educación nos permitirá reducir la pobreza y terminar con la desigualdad e inequidad de la que aún no podemos desprendernos en el país. Resulta por ello de vital importancia, adoptar medidas sencillas pero efectivas, que resulten fáciles de asumir por todos.
Por esto nos preguntamos ¿Por qué una escuela privada puede ser más exitosa que una pública?. Una buena razón podría ser el evidente interés de su propietario de lograr cabalmente sus fines y objetivos. Entonces, una de las principales razones del éxito de la escuela privada estaría relacionada con las “cabezas” que se encargan de conducirla y dirigirla, pues “sin un buen capitán, cualquier embarcación zozobra”. Por ello, la atención del Estado no debería centrarse sola y prioritariamente en el docente como agente fundamental de cambio sujeto a las consabidas evaluaciones y capacitaciones, sino también en la persona encargada de la Dirección de la escuela publica.
Una reestructuración educativa para el Perú, que privilegie la construcción de una nueva escuela pública, debería pasar por conceder una verdadera autonomía a cada escuela, de manera que ésta se convierta en una solida unidad de aprendizaje. Un Director fortalecido, con capacidad de mando y autonomía para seleccionar y evaluar a su personal docente y administrativo, para premiarlo o sancionarlo, y para manejar el presupuesto de su Institución, resultaría de vital importancia.
Fortalecer a cada Institución con la guía y soporte de la Dirección Regional de Educación correspondiente, añadiendo a ello la participación de los padres de familia (representados en el CONEI), junto a un sólido Proyecto Educativo Institucional que contenga una visión completa de cada institución, sincronizado con su propuesta pedagógica, de gestión y organización, así como una descripción detallada de un proyecto curricular adaptado a las necesidades específicas de cada región, podría resultar un buen aliciente para mejorar la gestión interna de nuestros alicaídos Centros educativos públicos.
En este próximo CADE por la Educación 2016, se privilegiará y explorará la visión de la educación para el futuro y la nueva relación que debería establecerse entre los actores centrales del proceso educativo para lograr los mejores resultados, “fuera de la caja”.