Semana Económica.- 17.05.2016. Mari Loli Camarero Cisneros. Miembro del comité de CADE Universitario 2016
Hace unas semanas conversaba con un grupo de personas de unos 40 a 45 años, quienes comentaban con cierta tristeza que, en la época que culminaban la universidad, no tuvieron la mínima idea de lo que harían con sus vidas, y no por falta de ambiciones, sino por falta de oportunidades.
Para ellos el futuro era absolutamente incierto y desalentador, ya que el Perú de los ochenta era un país quebrado, abandonado por el resto del mundo, recluido en su miseria, prácticamente tomado por el terrorismo y se solía bromear con “El último en salir del aeropuerto apaga la luz”.
Esta situación fue producto de la más grande crisis económica que ha vivido nuestro país. El índice de inflación en 1980 llegó hasta 60.8% y en 1989 a 7,649.7%, según el Banco Central de Reservas del Perú. El desempleo llegaba a tasas de 11.2% y sólo en 1986 más de 50,000 peruanos emigraron a otros países en busca de mejores oportunidades. El Perú había tocado fondo.
Si comparamos nuestro Perú con el de las generaciones pasadas, podemos afirmar que somos afortunados; pero aún tenemos un gran trecho por andar. Para comenzar se requiere urgentemente descentralizar el desarrollo. Los índices de anemia y desnutrición crónica infantil siguen siendo alarmantes; por ejemplo, los indicadores de desnutrición crónica pasaron de 19.5% a 15.6% en el período 2011-2015, según el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Todavía millones de peruanos no ven cubiertas sus necesidades básicas, aunque el 21.8% de la población dejó de ser pobre en comparación con el 2014.
Al terminar la universidad fueron muchas las oportunidades que se presentaron para mí y los miles de profesionales que buscábamos desarrollarnos tanto en el sector privado como en el sector público; pero éramos conscientes de que con ello asumíamos el compromiso de contribuir con el desarrollo de nuestra sociedad, para generar valor para nuestra comunidad.
Los jóvenes de hoy vemos de forma positiva y expectante la realidad de nuestro país. Primero que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) informó que entre el 2011 y el 2015 las personas que cuentan con un empleo adecuado se incrementaron en 26.1% y el ingreso promedio mensual de los trabajadores mejoró en 32.2%. Segundo, este año el PBI crecerá 3.8%, y será uno de los de mayor crecimiento en Sudamérica, según una proyección de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Somos conscientes de lo que tenemos, pero también de lo que nos falta. Estamos creciendo como nación gracias al esfuerzo de muchas personas, y ésa será la gran diferencia. Con talento, ingenio, capacidad de innovar y valores terminaremos de dar el salto que nos ubicará dónde queremos estar. Somos afortunados, pero tenemos una gran responsabilidad con quienes nos entregaron el país hace algunos años.
Esta edición de CADE Universitario 2016 inspirará a los jóvenes a innovar, a emprender y a crear empresa con una mirada sostenible, a motivar las futuras políticas públicas, a impulsar una urgente reforma institucional y a desarrollarse profesionalmente a través de un verdadero compromiso con el país.